viernes, septiembre 15, 2006

Sleeping In (Título alternativo: "Imagina que eres esa mujer")

Imagina que eres esa mujer que en estos momentos está encerrada en el baño de un local en donde hay una fiesta, y tú estás absolutamente drogada y borracha con C, el mismo chico con el que has follado estos últimos tres meses.
Follas en ése baño ajeno, totalmente cachonda y pasándola increíble. Tienes tanto THC en el cuerpo que cada frase calentona qque se te ocurre la susurras en el oído de tu acompañante. Y él te folla con más fuerza porque le gusta lo que escucha.
Mientras él te folla como a tí tanto te gusta, ipso facto recuerdas que hace un par de días descubriste que el chico que habías decidido que sería por el que te la ibas a jugar es, probablemente gay.
9 a 1, según las probabilidades que arbitrariamente impusiste.
Y te recuerdas que hacía 4 semanas había prometido que no volverías a buscar a C para que te folle. Así que asumes que la feroz recaída es por despecho. Despecho de la desilución, te dices a tí mísma.

Llegas al orgasmo tarde. No es lo suficientemente bueno, así que te regañas por pensar demasiado.



Esa tarde te habías fumado unos caños demasiado buenos como para compartirlos. En la radio sonaba esa banda que siempre te negaste a escuchar. Pero esta vez te latea así que escuchas "You make wanna hu hu hu huhuhuhu" y comienzas a calentate imaginando a S, por quién te la jugarías, quién realmente te gustaba.
Te masturbaste y en seguida te llega la culpa. Porque lo imaginaste demasiado real, demasiado intenso, demasiado bueno y tuviste uno de los mejores orgasmos de tu vida. Y te resulta increíble porque nisiquiera te tocaste demasiado. Hasta el roce lo sentiste real.

La culpa te viene cuando piensas en que te imaginaste a ése ser tan real y recordaste que es -probablemente- gay y que sería potencialmente dañino seguir amando secretamente a alguien cuyas posibilidades de que te ame son aún más reducidas que 1 a 9.


Entonces volviste a ducharte, y esa vez te duchaste coin agua fría. Te vestiste, fumaste otro caño y vs al centro de depilación. Decidiste hacerte un regalo.
- ¿Cuánto es el máximo que me puedo depilar?- Subtexto: ¿Me puede depilar como estrella porno?
- Uy, mi amor, te dejo lampiña completa.
- No, gracias. Con un mohicano basta.





Esa noche vás a la fonda, ves a C y le comentas -con orgullo- de tu nueva depilación. Él pide invitación a observar y tú se la concedes. Entonces entran sigilosos, primero uno, después el otro, a ése baño en el cual estás en este preciso instante vistiéndote para salir.
Cuando le das el beso de despedida te pregunta que por qué no lo has llamado.
- Es que ahora quiero que me quieran.
- Eso yo no lo puedo hacer.
- Ya lo sé, por eso no te lo pido a tí- Y sales.

Te tomas unas cervezas invitada por unos amigos y decides que es hora de tomar aire, así que sales de ése lugar y caminas hacia dónde sabes que S estará. Son montones de cuadras, pero piensas que te vendrá bien llegar despejada.


Cuando llegas ya estás completa -lamentable y nuevamente- sobria. Entras y divisas a S entre la multitud, junto al que presumes, puede ser su novio. Rodeas el lugar saludando y conversando por momentos a quienes conoces.
Y llegas a él. Se saludan, bailan un rato y le comentas de tus oscilaciones narcóticas del día. Le invitas a un caño. El acepta y se van a un pasillo poco transitado.

Cada uno apoyado en la pared se mira al otro, frente a frente. Tú sacas dos pitos, le pasas uno y procedes a prestarle fuego. Luego prendes el tuyo y fuman en silencio.
S tose. A tí te da un ataque de risa y su tos se extingue por verse contagiado de tu ataque.
Los dos toman aire y dejan de reirse. Se vuelven a mirar en silencio.

Imagina que eres esa mujer que está, en este preciso momento, ahí parada sin saber que decir.

Se acaban los pitillos de ambos.
- Me voy a bailar.- Dice él. Tú, por dentro, sólo piensas No, no te vayas por favor, no te vayas.
- Ah, vas dónde tú novio?- Lo dices como si para tí en realidad no tuviese importancia.
- ¿Qué? ¿Dónde Daniel? Él es mi mejor amigo, por eso siempre andamos juntos. Yo no soy gay.
- ¿En serio?- Y por dentro no paras de celebrar - Disculpa, yo pensé que...- Y S te interrumpe y dice:
- No está todo bien.

Entonces el caño te hace efecto. Le tomas de la mano y le invitas a bailar. Antes, él te agradece por el pito y te habla de cómo se siente. Tú te sientes de la misma forma.
Le besas. Él responde de inmediato. Se siente bien.
Termina el beso y viene otro ataque de risa.

No se separan en toda la noche. Y tú no paras de reír. Te pregunta si se verán mañana.
- Seguro.
- Perfecto.