sábado, agosto 19, 2006

C

Él no me llama casi nunca.
Hubo algún tienpo donde me llamó a veces. Eso sí.

A pesar de todo, lo considero bastante normal, ya que él y yo no teníamos ninguna relación. Nada. Sólo cogíamos esporádicamente.

Él a mí me gusta a veces sí y a veces no. Se podría decir que hay una relación casi directamente proporcional cuánto me gusta y cuánto me llama.

Últimamente no me ha llamado mucho.
Hace casi tres semanas que no hablamos por teléfono, así que no es mucho lo que me está gustando.


Es raro, eso sí lo que me pasa con él.

A mí antes me gustaba más que la cresta y eso que él nisiquiera me miraba.
El primer día de clases de mi primer año en diseño lo vi y me encantó y deseé que por favor por favor por favor todos los niños que esa Facultad fueran así de bonitos.

Obviamente el deseo no se me cumplió (salvo por dos o tres) pero el destino fue más cruel aún: me puso a este chico lindo de monitor de taller.
Y para los que han estudiado o conocen gente que estudie diseño, saben que el taller es el ramo más pseudo-importante y en el que gastas más tiempo y el con más horas de clases.

Así que ahí estaba él, cada martes, cada jueves, toda la mañana, de nueve a 2 de la tarde, enfundadito en su ropa, su corte de pelo y su actitud fashionista.
Yo, que era una chica provinciana de 17 años recién llegada a la cuidad (léase una pendeja fácilmente impresionable) lo adoraba, lo juro.

Con el tiempo lo conocí y agarramos muy buenas ondas y me di cuenta que tan tan maravilloso no era y se me pasó el gusto y él se fue de la fau así que también del monitoreo y no lo ví más.

Hasta hace casi tres meses ya.
Me lo encontré en el súpermercado que quedaba cerca de la casa de mi ex. Mi ex ya era mi ex, pero yo igual me quedaba allá porque no tenía casa y mi ex escondía su aún ardiente deseo con la caritatividad que yo necesitaba.

Saludo con sorpresa, abrazo, puesta al día. Él vivía cerca.
Pololeando?
No, y tú?
Tampoco...

No sé con qué cara nos miramos, pero la próxima vez que nos encontramos terminamos encamados. Y yo que hallaba que tener sexo en la primera cita era lo peor de lo peor.

Eso sí, no me voy a explayar con mi rollo del sexo-o-no-sexo por que al momento no viene.



Siguiendo con la historia, el resto de las semanas nos seguimos viendo. Algunas semanas harto, otras poco. Siempre follando con la misma intensidad; siempre él comportándose de una manera tan perfecta; tan sutil a veces, tan hardcore. Seco él. Justo lo que necesitaba. Algunos de mis lectores recordarán un post (éste) donde decía que necesitaba un chico de tal y tal forma. Bueno, en realidad todo fue un engaño de mi inconciente porque en realidad no hacía más que escribir sobre él.



Emocionalmente no nos involucramos. Eso es raro porque a ratos pienso que teníamos todo para hacerlo, pero por alguna extraña razón yo sabía que no había que hacerlo no más. Como una regla no escrita. Un acuerdo tácito que decía que podíamos hacer cualquier cosa juntos, como mirar películas abrazados, cocinarnos o improvisar picnics en el parque. Así como también podéamos hacer cualquier cosa separados, como besarnos, enamorarnos y/o follarnos a quien fuese.
Debo admitir, en todo caso que lo quise. Lo quiero.
Pero no en ése extraño sentido del querer como cuando eres pololo y lo único que quieres es estar con el oro y poseerlo y la vida juntos y huevadas así. Lo quiero por ése cariño entrañable que tiene la gente cuando pasa mucho tiempo junta compartiendo cosas. Nunca nos propusimos ser novios ni nada por el estilo, pero siento que logramos conectarnos por otros lados.
Como cuando dormíamos abrazados, o cuando conversamos algunas cosas importantes.



Fueron -aproximadamente- tres meses donde la tónica fue: chelas, follones y dormir bien.
Ahora ya nunca me llama y yo estoy terriblemente relajada. No sé bien en qué estado están las cosas.
No pienso demasiado en las cosas tampoco.

Al menos no en las que entra él.

2 comentarios:

Tadashi dijo...

Puta que es rajuo este conchetumare de C...

Alex dijo...

oye!

fau...

tu - el

me tinca que los he visto

TANANÁ!!

(pero no tananá como en el final de las teleseries del 7, sino tananá como el inicio de la tocata y fuga de Bach)

alejandro@estosiqueesarte.cl

TANANÁ